Muchas veces me preguntan “¿cómo se portan los niños en el avión?” y todas las veces mi respuesta es la misma: Súper bien! Hasta hoy jajaja.
Creo que nunca habíamos tenido un vuelo tan desastroso y no tiene nada que ver con que el servicio de la aerolínea haya sido malo, es que esta vez mis hijos decidieron hacer todo el desorden posible.
Llegamos al Aeropuerto muy temprano como siempre. A mi gusta evitar las filas y poder hacer todo el trámite tranquila pero, como sólo viajábamos con equipaje de mano creo que llegamos demasiado temprano.
Después de pasar por el control, los niños partieron corriendo a ver las tiendas del Duty Free dejando incluso sus maletas botadas, en un segundo habían desaparecido y ahí estaba yo, volviéndome a poner el cinturón tratando de encontrar mis pollitos perdidos.
Una vez que subimos al avión pelearon por quién iría a la ventana. No sé porqué jajaja. Siempre hemos tomado turnos para la ventana, o sea, una va y el otro vuelve. Pero ésta vez... dios mío! Hasta codazos se dieron. Yo no sabía si reír o llorar, si hacerme la mamá amorosa o de frentón pegar un grito para que se calmaran. Meeenos mal que despegamos si no todavía estarían peleando jajaja.
¿Te ha tocado alguna vez un compañer@ de asiento que se para muchas veces al baño? Bueno, en este vuelo mi hija decidió ser esa compañera. ¡Y ella era la que iba en la ventana! Pateamos varias veces a los pasajeros de adelante pero afortunadamente aceptaron nuestras disculpas.
Y para terminar, dimos vuelta un vaso con agua y una lata de bebida, en dos momentos distintos jajaja así que llegamos a Calama con las piernas mojadas.
Nadie dijo que viajar con niños fuese fácil, pero sin duda tiene muchos más momentos lindos que complicaciones. Como siempre digo también: "Con cada viaje mis hijos se vuelven más autónomos, más libres y más soñadores"
Y tú, ¿Has tenido un mal vuelo?
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