Nuestras vacaciones en Iquique, 2018
Este año pasamos nuestras vacaciones de verano en Iquique. Lo más al norte que habíamos llegado en Chile era hasta Coquimbo y nuestros viajes casi siempre son a lugares fríos y de abundante vegetación. Elegimos este destino porque nos daba la posibilidad de conocer parte del Desierto de Atacama y también de disfrutar de extensas tardes de playa.
El Aeropuerto Diego Aracena está a 30 minutos de la ciudad en auto. Los transfers autorizados te cobran $5.000 por persona.
Bajando del avión ves montañas y arena por un lado y mar por el otro.
La primera impresión de mi hija fue decir: “Yo pensé que habrían un montón de casitas de madera, como en la playa”, pero no. Iquique es una ciudad moderna, llena de edificios enormes, hoteles, casinos y un montón de cosas por hacer.
Nuestro alojamiento, el Hostal Iquique Beachfront, estaba tan cerca de la Playa Cavancha que pudimos ir todos los días llevando sólo nuestras toallas. Una excelente alternativa pensando en que viajábamos solos los 3 y no teníamos que preocuparnos de ver quién cuidaría nuestras cosas.
Iquique, o la zona más turística, es super fácil de recorrer a pie. Puedes llegar caminando casi a cualquier parte, pero si no quieres hacerlo o vas a la Zofri o al Terminal Agropecuario puedes tomar uno de los taxis que funcionan como colectivos. Los haces parar, les dices a dónde vas y te cobran entre $400 y $600 por persona.
Para almorzar, como en todas partes, hay restaurantes para todos los bolsillos. Eso sí, mientras más cerca estás de la Plaza Prat, más caro.
Yo te recomiendo las cocinerías que están alrededor del Mercado Central. Por $2.500 puedes almorzar super bien. Todo los menús son de dos tiempos y las entradas no son sólo ensaladas, en algunos casos cazuelas o porotos.
Una cosa que a mis hijos les llamó mucho la atención es que la gente nortina tiene rasgos muy similares, pero los escuchas hablar y tienen acentos boliviano, peruano, argentino o chileno. La mejor prueba de que antes todos eran parte de un gran pueblo.
Mi favorito de estas vacaciones fueron las montañas amarillas que hacen el fondo perfecto para la ciudad. Es una vista tan distinta a la que estamos acostumbrados, tan diferente de la Cordillera de los Andes.
Otro favorito: el choclo con mantequilla en la tarde mientras los niños se bañaban hasta que se hacía de noche.
¿'Algo que nos faltó? Más plazas para jugar. Las que vimos estaban muy alejadas del centro y no estaban en muy buenas condiciones.
6 días es suficiente para hacer todo lo que se debe: la torre del reloj, la esmeralda, tomar el tour al desierto, la zofri o el terminal agropecuario.
¡Se lo recomendamos!
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